No pasó un segundo desde el día aquel,
y volteé a tu mundo esta vez despierto
y miré tu cara y seguías así,
una corteza de lujo sin alma,
una piel manchada.
Y olvidé el segundo de tu frigidez,
lo limpié con risa y con sensatez,
con una oración al alba y al oscurecer,
con coraje, amor en mi propio ser.
Ya pasó el segundo a tu lado,
ahora vivo con risa y canto,
ya la noche es cálida solo con mis brazos,
ahora el frio se convierte en saltos.
Y viví un segundo en tus manos,
ahora tengo una vida de abrazos,
y gané del tiempo perdido,
estos versos que en ti casi olvido.
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